Por Mar Cifuentes
El tarot llegó de sorpresa, sin que lo llamara.
El tarot llegó de sorpresa, sin que lo llamara.
Un día en el colegio con mis compañeras comenzamos a jugar y
hacer preguntas a un naipe inglés, al leernos unas a otras “la suerte” pudimos
descubrir sorprendidas que un simple mazo de juego podía respondernos.
Por alguna razón que no recuerdo fui la única que siguió
poniendo a prueba a corazones, picas, diamantes y tréboles.
Pronto se corrió la voz y otras niñas quisieron conocer “su destino” a través de mis interpretaciones.
Un día una prima de una de mis compañeras me pidió que
le hiciera una lectura, ella era
unos años mayor y se encontraba en una encrucijada amorosa. Recuerdo perfecto
lo que las cartas “decían”: aparecía claramente un conflicto y las figuras de
reinas, reyes y sotas nos
mostraban a cada uno de los involucrados e incluso dejaban ver rasgos de
personalidad.
Los detalles de esta historia se presentaban con una
claridad que nos dejó impresionadas,
Ya con un panorama tan claro no podíamos hacer más que
finalizar la sesión.
En la adolescencia las semanas se me hacían años, así que
cuando mi consultante me cuenta cómo le fue después de nuestra conversación ya
la tenía casi en el olvido.
Estaba inquieta, turbada, en ese tiempo le tocó vivir lo que
nos aparecía como una teoría sobre una mesa,
Efectivamente se suscitó el conflicto, su pareja le escondía
cosas que se revelaron, estaba con alguien más, la tercera en discordia
aparece, la confronta,
Su escenario vital cambia, fue un nuevo comenzar.
A pesar del dolor, recibí de ella agradecimiento,
Para mi fue como una revelación, me invadió el miedo, ¿cómo era posible que las cartas
hablaran? Ya había dejado de ser
divertido, descubrí que había una responsabilidad que no estaba lista para
asumir,
La próxima vez que tomé un mazo fue de mi tarot, unos cuatro o cinco años más tarde, dediqué
otros más al estudio haciendo lecturas ocasionales.
Primero con el Esotérico y hoy con el de Marsella restaurado,
Es un camino que no termina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario