Ya comenzando la primavera comienzan a revolotear diversidad de pelusas que nos hacen estornudar y todo el año puede que algún alimento nos cause estragos, o también el contacto con metales, en fin, un montón de agentes externos que nos producen alergia.
Ella es caprichosa, nos visita un año si y al otro no, a veces nos producen picazón o erupciones en la piel modificando nuestra apariencia.
La reacción de nuestro cuerpo es de rechazo, una defensa de “algo” que tiene una raíz en nuestras emociones, por eso es que viene y va.
Jodorowsky plantea también que desarrollar rojeces o eczemas es querer evitar que se nos acerquen, un miedo a amar y ser amados.
A veces también puede ser que cuando nos embarcamos en nuevos proyectos y nos invade la incertidumbre creamos una barrera con un medio que nuestra imaginación es hostil.
En conclusión, la tarea es cuando lleguen estos molestos síntomas es comenzar un viaje al interior para descubrir de qué nos estamos cuidando, así iremos controlando la ansiedad y minimizando alergias y fantasmas.
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