Deisa era mi amiga,
Con ella no pasaba penas, era también amiga de mis amigos.
Mi tía abuela,
Con la que nos juntábamos a tomar el té y conversábamos tardes enteras viendo películas de acción o espiando a los vecinos del edificio del frente que vivían en un departamento que parecía una casa de campo con siembras incluidas.
Con la que íbamos a inauguraciones a tomar una copa de vino y también a uno que otros carrete.
La que me hablaba de los parientes olvidados,
La que se guardó tantos secretos de sus penas.
La que no aceptó haberse enfermado,
Que ganó en primera instancia y tuvo que partir en el segundo aire.
Maldito cáncer.
A dos años de tu partida,
Seguimos hablando, seguimos riendo.
Me tocó conocer tu lado más luminoso, tu mejor época, tus amigas más queridas.
Y tu fuerza para estar con la mejor cara cuando ya la enfermedad te invadía.
Y me tocó también revisar tu existencia en fotos cuando preparé un video el día de tu despedida,
Siempre esa sonrisa amplia, siempre.
Gracias querida tía y gracias al universo por poder conocerte así.
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