Con ella crecimos juntas, jugamos, pataleamos, cantamos. Ella me enseñó a tocar guitarra, me acompañó a fiestas y otras reuniones de amigos y muchos años después, vivimos en paralelo un despertar de conciencia.
Las últimas veces que nos hemos encontrado (desde hace unos tres años), conversamos sobre el rol que jugamos en relación a nuestro entorno.
Y si bien seguimos duras, fuertes, con un carácter a veces de temer, nos hemos ido serenando, comprendiendo los porques uno a uno… y claro, nos quedan un montón de respuestas por encontrar.
Hoy nos sorprendimos al visualizar el espejo en su máxima expresión. Ambas regidas por un número activo somos hijas de padres receptivos y más aún, de mismo número: 2 madre y 6 padre.
Además de ser hijas mayores de padres jóvenes, el que sean receptivos hizo que en nosotras se desarrollara una inseguridad latente y una sensación de indefensión. Por ser activas, teníamos una marcada tendencia a la impulsividad. Visualizamos un vacío que sentimos era nuestra responsabilidad llenar… y nos echamos al hombro la tarea autoimpuesta de hacernos cargo, entre otras muchas labores, de nuestros hermanos.
Activas, masculinizadas, desconfiadas, enrabiadas primero, y ahora cada vez más cerca de independientes, empoderadas, lindas, femeninas y felices desde nuestra esencia.
Para los interesados, pueden contactarme en marcia.cifuentes.m@gmail.com , https://www.facebook.com/marcia.cifuentes o en twitter @MarCitrico
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