En un post anterior conté a grandes rasgos lo que significa para mi y una mujer cercana y querida ser hijas mayores de padres con arcano regente receptivo.
Ahora con mis pies descalzos me pruebo los zapatos de ellos, mis progenitores. Y aunque mi visión siempre será desde la activa, he aprendido a ir entendiendo su forma.
Padres jóvenes, asustados con la novedad de un(a) hij@ en camino,
En su desorientación cada uno buscó que se deshiciera el hechizo que los tenía embarazados.
Nace, nazco, con algunas dificultades y me niego a mamar. Resiento su rechazo mientras estuve en el vientre.
Vivo, crezco y me ven distinta a ellos, opinante, transparente, amistosa, irónica, florerito.
Pobres padres desconcertados. Niña, derribas toda lógica.
Desde temprano dirigiendo, decidiendo, haciendo soberanía de su espacio, reclamando derechos. Padres superados.
Sigues creciendo, nacen nuevos hermanos, ella se vuelve una leona, defendiendose, defendiéndolos. Padres celosos.
Y en la adultez, padres colapsando. La dejan ir, ella va a conquistar otros mundos, amistades, padres sustitutos, amores; ellos en su región, buscando protección. Padres continúan sin hija.
Padres tranquilos, hija tranquila. Cada uno en su sitio. No hay rencor.
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